segunda-feira, 3 de dezembro de 2007

Pido permiso para nacer

Hoy volveré a nacer: pido permiso.

Permiso útero, permiso cordón prieto.

Permiso agua, placenta, oscuridades.



No podrá retenerme la tibieza

plácida y calma del vientre cobijante.

No podrán disuadirme las presiones

De este túnel de carne que hoy me puja.

Con decisión inequívoca y sagrada

Determino nacer: me doy permiso.



Y aquí estoy, desnudo de corazas,

Dispuesto a recibir besos y abrazos

(no la palmada que provoque el grito:

Ya no permitiré que me golpeen.)

Parteros de quien vengo renaciendo,

Miren quién soy: soy digno. Los recibo.

Miren quién soy: adultamente niño.

Miren quién soy: vengo a ofrecer mi entrega.

Miren quién soy: apenas si respiro,

Pero, de pie, me yergo y me estremezco,

dándome a luz en mi realumbramiento.

Tengo coraje para empezar de nuevo:

Fortalecido en mis fragilidades

Lloro de dicha, de dolor... Lloro de parto.

Lloro disculpas a quienes no me amaron,

Por el maltrato, el frío, el abandono:

Lloro la herida de todo lo llorable.

Y lloro de ternura y de alegría

Por tanto recibido y encontrado:

Lloro las gracias por el amor nutricio,

Por la bondad de los que me ampararon.

Lloro de luz, y lloro de belleza

Por poder llorar: lloro gozoso.



Bienvenida es vuestra bienvenida.

Sin más queja, dolido y reparado

Por la caricia de este útero abrazante,

aquí estoy: recíbanme. Soy digno.

Me perdono y perdono a quien me hiriera.

Vengo a darles y a darme íntimamente

Una nueva ocasión de parimiento

A la vida que siempre mereciera.

Me la ofrezco y la tomo. Me redimo.



Con permiso o sin él, YO me lo otorgo:

Me doy permiso para sentirme digno,

Sin más autoridad que mi Conciencia.

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