Cuan triste se hace, la partida de un amigo,
Dejándonos solos y sin cualquier abrigo,
Que no la dulce añoranza de esa querida
Persona, que apenas partió para esta vida.
Pues esa continúa sin grandes aflicciones,
Unas veces quitando, otras dando lecciones,
Pero nada conforma aquello que perdemos
Que por la estima dedicada ahora sufrimos.
Y esto no es hado o destino pero si realidad,
Así como nacemos también morimos,
Nada hay que pueda huír a esta vil verdad.
Sepamos entonces preservar a quien amamos,
y tener siempre presente lo mucho que debemos,
A todos aquellos que en la vida bien cuidamos.
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