sexta-feira, 30 de novembro de 2007

SIMPLEMENTE MARICI BROSS

Tus manos, de fina arte, tallando cada poesía,
O escultura divina fremian dúctiles noche y día
Al compás de tu genialidad y rara ciencia,
Mostrándonos a todos tu mas verdadera apariencia.

Tus manos tenían el don de crear de la nada todo,
Y era a través de tu arte que arremetías el escudo
De la ignorancia, para lo mas lejos, a ti permitido,
Nunca olvidando lo que a los otros era debido.

Pero, mas que una gran artista, eras un ser bonito,
Que, para todos, tenía una palabra de consuelo,
Y no disociándose nunca de lo mas restricto.

Partiste, al fin, para nuestro pesar, quedó el legado,
La añoranza, que sin cualquier mácula, o dolo,
A todos deja la recordación de un ser hermanado.

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